Visitando París durante el verano, me encontré caminando por una pintoresca calle en Le Marais que me llevó a una pequeña tienda de antigüedades. En la ventana había una hermosa botella de farmacia de porcelana que data del siglo XVIII. Para mi sorpresa, mi apellido familiar 'Midy' estaba inscrito en el costado. Siempre supe que mi padre (que falleció cuando era joven) era dueño de una de las empresas farmacéuticas más grandes de Francia, pero nunca me di cuenta de que ayudamos a pionerar la industria. Pronto aprendí que éramos la empresa farmacéutica más antigua que sobrevive en el mundo, que data de 1718. Este encuentro me inspiró a seguir los pasos de mi padre y construir una marca de cuidado de la piel que evoluciona a partir de los descubrimientos originales de curación a base de plantas de mi tatarabuelo.